Cipriano Martínez - Máculas Ortogonales


La más reciente propuesta del artista venezolano Cipriano Martínez será exhibida en BEATRIZ GIL Galería, a través de la muestra individual “Máculas Ortogonales”, que será inaugurada el domingo 8 de noviembre a las 11:00 a.m., y permanecerá abierta al público hasta finales de enero de 2016, con el apoyo de la Clínica Santiago de León en el marco de la celebración de su 57° aniversario.

Con la curaduría de Lorena González, esta muestra reúne un conjunto de obras en las que el artista plasma su visión de la ciudad de Caracas –fuente de inspiración a lo largo de sus casi 20 años de trayectoria artística- por medio de estructuras de retículas subyacentes que van de lo abstracto a lo representativo, donde las brillantes geometrías pueden sustituir los cambios constantes en ambientes y sistemas que son la esencia de como sigue en movimiento la ciudad, según se afirma en uno de los textos de presentación de la exhibición.

Residenciado en Londres desde hace una década, Cipriano Martínez trae para “Máculas Ortogonales” una amplia variedad de formatos donde se conjugan la pintura y el trabajo impreso sobre papel. Según él mismo indica en conversación con la curadora de la exhibición, la retícula, constante en gran parte de su obra como estrategia para organizar el espacio, “aparece ahora en algunos casos totalmente desarticulada, a modo de malla, y en otros se ha transformado en triangulaciones que convergen a manera de planos yuxtapuestos. La referencia de lo urbano se ha ido disipando, quedando entonces el tejido intrínseco que conforma el paisaje”.

Al referirse a su obra actual, Cipriano asegura que existe una dualidad en el uso de las escalas, y la otrora referencia exterior podría estar quedando supeditada a la subjetividad propia de los procesos de percepción. “En muchas de las pinturas más recientes viene apareciendo un interés creciente por la imagen como tal así como por el proceso de obtención de estas imágenes”.

Asimismo, considera que en estos tiempos donde la imagen visual ocupa un lugar preponderante, es imposible trabajar en las artes visuales sin la tentación de asomarse por esa ventana que representa cualquier pantalla de los tan diversos dispositivos electrónicos que existen.

“La computadora y todas las posibilidades que ella ofrece son de algún modo una herramienta más, al igual que los instrumentos y los materiales propios del oficio de pintar. Esto no significa que para mí la tecnología digital se convierta en un fin último, lo que me propongo es producir una pintura desde allí, pero haciendo uso de materiales con una fuerte tradición o carga histórica, como lo es el óleo, el cual me sirve como contraposición a la naturaleza de las imágenes que de alguna forma dan cuenta del paisaje digital de nuestros tiempos”, afirma.

Con una sólida formación que abarca los títulos de Ingeniero Civil de la UCV y Licenciado en Artes del antiguo IUESAPAR, además de un Master in Art en el Chelsea College of Arts & Desing de Londres (del que posteriormente se convirtió en investigador asociado), Cipriano Martínez ha participado en numerosas exposiciones colectivas e individuales en Venezuela, y otros países como Inglaterra, Estados Unidos y España; además su obra se encuentra representada en Colecciones institucionales como la Colección Mercantil, la Colección Banesco, la Galería de Arte Nacional, el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas y la Mark Rothko Foundation en Latvia, así como en importantes colecciones privadas en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.

El artista desarrolla parte de su obra con técnicas graficas a partir de una reflexión personalizada del paisaje como lugar de la representación, donde las cartografías del inconsciente y los fragmentos obsesivos de la cultura digital-global se traducen en abstracciones inéditas cargadas de nuevos significados. Actualmente se encuentra preparando junto a la destacada diseñadora Christine Vanderhurd, un proyecto de nueve tapices que bajo el nombre Woven Cities, será presentado a finales de este año en la ciudad de Londres.

El público podrá apreciar la más reciente producción artística de Cipriano Martínez en la exposición Máculas Ortogonales, que se estará presentando del 8 de noviembre al 31 de enero de 2016, en los espacios de BEATRIZ GIL Galería, ubicada en la Calle California con Calle Jalisco, en Las Mercedes; en horario de lunes a viernes de 10:00 a.m. a 7:00 p.m., sábados de 10:00 a.m. a 4:00 p.m., y domingos de 11:00 a.m. a 2:00 p.m. La entrada es libre.

 

Falle de Borde

Falle de borde. Una conversación con el artista Cipriano Martínez a partir de la exposición Máculas ortogonales.

Por: Lorena González Inneco

La ciudad trata entonces sobre réplicas y representaciones, sobre la lectura y la percepción solitaria, sobre la presencia de lo que se ha perdido. En definitiva trata sobre el modo de hacer visible lo invisible y fijar las imágenes nítidas que ya no vemos pero que insisten todavía como fantasmas y viven en nosotros.

Ricardo Piglia

En el prólogo de su libro El último lector, Ricardo Piglia introduce con un relato particular los diversos acontecimientos que se forjan en la obra de arte. En sus líneas, la visita a la casa de un hombre llamado Russell quien reconstruye a escala microscópica la réplica de la ciudad, despliega en cierta forma todo aquello que comporta la transcripción del mundo: imagen de un tránsito que se vuelve presencia significante en el encuentro con el espectador; composición que en su superación del referente se levanta más profunda, más genuina e incluso más verdadera que la propia realidad.

La urbe reproducida en ese texto es Buenos Aires y el artista que la calca de forma tan meticulosa e inquietante es un fotógrafo. Según Rusell su ciudad es la que controla el movimiento de lo externo, es ella la auténtica, la que importa en su dimensión a un tiempo minúscula e infinita. Lo otro es una fachada, un reflejo de esa trama inédita que delinea el curso del símbolo y la intimidad secreta del afuera. Conversar con el artista Cipriano Martínez remite a las diversas matrices de esa experiencia descrita por Piglia; en su obra está el trazo de una cartografía alterada, evoluciones de un sistema visual que remite más a nosotros mismos que a la realidad. En nuestra conversación todo empieza por el principio, saber cuál fue el nudo primigenio que lo llevó a sumergirse en la creación:  

CP.- Desde siempre me recuerdo dibujando y pintando. Es en la Cristóbal Rojas cuando entro en contacto con la gráfica por primera vez y donde me doy cuenta de la necesidad de asumir las artes como oficio. En este tiempo finalizaba mis estudios de Ingeniería en la UCV, y ya se gestaba la idea en Venezuela de un Instituto de Artes Superiores que unos pocos años más tarde sería el Instituto Armando Reverón. De esta última institución formé parte de la primera promoción, cuyo egreso tuvo lugar en el año 1996. Dos años más tarde llegué a la ciudad de Londres con un crédito de Fundayacucho, para hacer una maestría en el Chelsea College of Art. La conexión con lo visual creo que surgió, en mi caso, desde ese complejo escenario que ofrece una ciudad como Caracas. Siempre tienes al Ávila junto a esos barrios en primer plano que recortan la montaña y que producen en diferentes momentos toda esa posibilidad visual que brinda el valle desde muy diversos ángulos. Es algo muy difícil de traducir, pero fue eso lo que poco a poco se transformó para mí en un reto. Recuerdo muchas imágenes a contraluz que alguna vez hice en el taller de litografía del TAGA; también una serie muy extensa de pinturas tituladas Contrapaisajes, que consistían en negaciones del paisaje por la vía de la superposición de planos densos de material. Eran visiones accidentadas que lograba a través de orificios, de rendijas. Son obstáculos destacados en primer plano, como si de alguna forma estos bloqueos organizaran lo que yace detrás. Siempre hablo del paisaje exterior, aunque pudiéramos también estar hablando del paisaje que se construye en la retina para luego ser devuelto en forma de pintura. 

Surge de nuevo la historia de Piglia y la de aquella maqueta de la ciudad en una distorsionada escala real que reconstruye el fotógrafo: centro sin fin, emanación laberíntica de la verdadera vida que va en línea directa con varias piezas de Martínez. Recuerdo en este caso la obra Situación Naranja, pieza que como nudo de embragues comenzó a preguntarse por las verdades y las fachadas de nuestras formas de mirar, de percibir, de olvidar y recordar las cartografías del país. Esta serie obtuvo una mención especial en el XI Premio Mendoza del año 2003. La propuesta constaba de cinco piezas, conformadas por cuatro mapas y un texto que funcionaba como una suerte de fotografía instantánea de la ciudad en el mejor estilo del personaje de Piglia. Otras obras de esta misma serie fueron realizadas entre los años 2003 y 2005, bajo los títulos de Alopecia y Ordenamiento. Seguimos conversando. La ciudad de la Venezuela irreal continúa. 

CP.-En una experiencia como docente en el Taller Ventrillón de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, un estudiante me comentó que el problema de Caracas, a su modo de entender, era un problema de carácter estructural, intrínseco e intangible. Una suerte de situación subyacente que de alguna forma yo entendí o traduje en un plano más físico y concreto. Es así como con la serie de obras tituladas Situación Naranja, me acerco a esa idea donde orden y caos se ponen en evidencia. Y quizás no como conceptos antagónicos, yo diría que como ideas complementarias. O tal vez el caos como un nuevo orden. En esta suerte de mapas o trazados mentales, dibujo una ciudad que yace en la memoria. Aparecen estructuras aleatorias que como en una suerte de nervaduras muestran esas estructuras rígidas que sostienen el barullo de la superficie. Visiones cenitales que en cierta medida reemplazan la visión frontal de las fachadas o de las superficies que conformaron la serie Contrapaisajes que te comenté al principio.

Desde aquí nos desplazamos en torno a las percepciones. La inquietud por el ahora surge entrelíneas. De algún modo nuestro diálogo por correo -una conversación a distancia, manipulada por los espacios virtuales de la tecnología- repite las mismas secuencias y elipsis de esos territorios velados o transfigurados que entre orden y caos, realidad y ficción, memoria y olvido han movilizado las refracciones visuales que hay en cada una de sus obras. Las materias, los formatos… Nos adentramos en las estructuras.

CP.- Fíjate Lorena, en estos tiempos donde la imagen visual ocupa un lugar preponderante, es imposible trabajar en las artes visuales sin la tentación de asomarse por esa ventana que representa cualquier pantalla de los tan diversos dispositivos electrónicos que existen. La computadora y todas las posibilidades que ella ofrece son de algún modo una herramienta más, al igual que los instrumentos y los materiales propios del oficio de pintar. Esto no significa que para mí la tecnología digital se convierta en un fin último, lo que me propongo es producir una pintura desde allí, pero haciendo uso de materiales con una fuerte tradición o carga histórica, como lo es el óleo, el cual me sirve como contraposición a la naturaleza de las imágenes que de alguna forma dan cuenta del paisaje digital de nuestros tiempos. En gran parte de mi obra aparece una constante que es la retícula como estrategia para organizar el espacio. Esta estructura es también un denominador común en la fundación de nuestras ciudades así como en la distribución interna de la pantalla de un ordenador. En este formato rígido suceden todos los accidentes posteriores. En cuanto a mi proceso de creación a nivel formal se da también un diálogo estrecho entre el trabajo gráfico sobre papel y la pintura. El primero funciona como un activador de situaciones, una zona de experimentación que más tarde va a ser ejecutada en la tela.

Hablamos del tríptico Ejercicio para preservar la memoria que formó parte de la exposición colectiva Torres de Caracas, Modernidad Silenciada en la Sala Mendoza, 2005. En palabras del propio Cipriano esta propuesta representaba las torres del Silencio como si se tratara de un mural a modo de retícula. La imagen encarnada se iba descomponiendo  como resultado de elementos o mosaicos faltantes que entraban en el juego. Es con estas pinturas cuando comienza a utilizar de un modo más determinante la retícula como recurso compositivo.

Aparece luego la muestra colectiva Zonas en relación, donde le acompañé como curadora de su instalación Prueba de Estado.

CP.-En Zonas en Relación (La Caja, Fundación Cultural Chacao, 2013) presenté la instalación Prueba de estado. En esta oportunidad la retícula aparece diluida en un papel tapiz que sirve de fondo para presentar un conjunto de alrededor de sesenta imágenes "accidentadas". Se trata de fotografías tomadas de archivos personales e imágenes bajadas de Internet. En esta propuesta se muestra claramente la construcción de una imagen por la vía de la superposición de tramas y colores, evidenciando ese carácter múltiple  que te ofrecen las técnicas gráficas y de impresión. Como siempre señalo, el accidente y el azar son una constante en todas las impresiones que conforman esta gran instalación. 

Recuerdo esta exposición y esa suerte de situación visual que planteaba, una puesta en escena sensorial que ha seguido evolucionando desde la pintura y muy especialmente desde el accidente geométrico como códice directo frente al accidente de la memoria, un juego de variables sobre el tránsito efímero de la vida y la percepción suspensa e inacabada que tenemos de ello. Es de algún modo el reflejo de la vulnerabilidad del yo y de sus estructuras frente al paso inclemente del tiempo. Entramos en el proceso actual y su tránsito desde el proyecto Geometría fallida hacia los nuevos despuntes de las Máculas ortogonales.

CP.-Geometría Fallida tuvo lugar a comienzos de este año en la Galería Viloria Blanco de la ciudad de Miami y por supuesto que me sirvió de antesala para la muestra que presento actualmente. En Máculas ortogonales mostraré principalmente pintura y algo del trabajo impreso sobre papel. La estructura reticular del trajo previo aparece ahora en algunos casos totalmente desarticulada, a modo de malla, y en otros se ha transformado en triangulaciones que convergen a manera de planos yuxtapuestos. La referencia de lo urbano se ha ido disipando, quedando entonces el tejido intrínseco que conforma el paisaje. Existe ahora una dualidad en el uso de las escalas, y la otrora referencia exterior podría estar quedando supeditada a la subjetividad propia de los procesos de percepción. En muchas de las pinturas más recientes viene apareciendo un interés creciente por la imagen como tal así como por el proceso de obtención de estas imágenes.

En este punto brota esa especie de falla de borde que está tomando la delantera sobre la presencia de la referencia en los últimos trabajos. Se me ocurre que la distancia de Cipriano de su país de origen tal vez esté influenciando las tramas de su propia geodesia pictórica. Comentamos la estadía en Londres y las aproximaciones a nuevos materiales.

CP.- A pesar de nunca habérmelo planteado como una opción, ya son más de diez años los que llevo viviendo fuera del país. Es la misma circunstancia la que te va llevando. Son muchos los viajes de ida y de regreso, pero siempre está la idea del aterrizaje definitivo, con las miles de estrategias que uno se plantea para que esto suceda. Mientras tanto, esta circunstancia también te ofrece una nueva posibilidad visual: la de un espectador que mira hacia allá a través de los filtros de la web, de la pantalla del ordenador, con todo lo que esto implica. Es un  proceso complejo que se traduce en pérdidas y también en ganancias para la imagen resultante. Distorsión, fracturas, yuxtaposiciones, en fin, una imagen contaminada que como comentas muy pocas veces se acerca a esa realidad exterior que intentamos ver. Lo que ha venido sucediendo en los últimos años es que los referentes anteriores que estaban en esa ciudad que se podía transitar, han dado paso a elementos y a paisajes que pertenecen al ámbito visual de todos esos dispositivos que precisamente utilizas para observar una realidad que de alguna forma dejaste atrás.

Volvemos a los accidentes lineales y a la descomposición visual de Máculas ortogonales.

CP.- Hay un interés por algunos vacíos o ausencias que se presentan en la trama  que anteriormente gozaba de una continuidad, y también por la mancha o "bleeding" que se genera por la superposición del mismo elemento y que se marca sobre otros factores ya existentes de la trama. La ventana que representa el monitor del ordenador y sus múltiples posibilidades técnicas, pareciera que está ensuciando o interfiriendo en lo que otrora se manifestaba como una imagen limpia y ordenada. Se da así la contradicción de que el vehículo que facilita ver al otro lado pareciera reemplazar aquel exterior por paisajes propios de lo digital. De allí, que en estos últimos trabajos hay una suerte de abandono de las referencias urbanas anteriores para solo quedarme con su estructura ortogonal esencial, y que ahora comienza a desdibujarse. Eso es lo que veo yo, en todo esto que estoy produciendo.

El diálogo culmina de nuevo con la percepción y con su paso trepidante por esas fallas de bordes constantes que plantea el artista. Luego de ver, la mirada se cierra sobre sí misma. Por mi parte vuelvo a la palabra, pensando siempre en lo que estamos diciendo y en lo que dejamos de decir. Allí me tropiezo con la historia de Piglia, en ese espacio definitivo donde el autor regresa a la ciudad después de encontrarse con la obra estructural del fotógrafo. Mientras observa su propia cara en la ventana del tren, aparece sobre él la imagen microscópica de aquella otra ciudad circular que se fija para siempre en su mente como un intenso recuerdo. Entonces, entiende lo que ya sabía: "que todo lo que podemos imaginar siempre existe, en otra escala, en otro tiempo, nítido y lejano, igual que en un sueño". Así el arte y la realidad, siempre al borde. Así la obra de Cipriano Martínez y su cúmulo visual de fragmentos volubles: placas tectónicas de una memoria en tránsito permanente que habita en estas Máculas ortogonales.

CHECKS


REALITY CHECKS
/ Revisiones de la realidad

Por: Paul Carey-Kent

La pregunta obvia es excelente al toparse con las pinturas y serigrafías: ¿qué es lo que estamos viendo? ¿Son abstractos que acompañan a las tradiciones geométricas y cinéticas tanto de la Venezuela natal del artista como de su hogar adoptado en Inglaterra? Pudiéramos pensar en Carlos Cruz-Diez y Jesús Rafael Soto; después en Bridget Riley y Mary Martin o tras ellos Malevich, Mondrian y Vasarely ¿o quizá Martínez nos pudiera estar mostrando paisajes de ciudades, una posibilidad que se hace más convincente al enterarnos de que cuenta con estudios de Ingeniería Civil y que proviene de la dinámica ciudad vertical de Caracas?

Es una tensión productiva. Martínez, al igual que Cruz Diez y Riley, utiliza la dinámica óptica para resistir cualquier estabilización de sus estructuras de retículas subyacentes. Se traslada por así decirlo de lo abstracto a lo representativo, las brillantes geometrías pueden sustituir los cambios constantes en ambientes y sistemas que son la esencia del cómo sigue movilizándose la ciudad. También hay sugerencias de una cartografía, de pantallas pixeladas, en especial de aquellas que sufren la interferencia en su recepción; y de patrones neurales, de las mentes de personas así como de la  “mente” de la ciudad. 

O, al pasar de lo representativo a lo abstracto -y confirmando la centralidad de la comunicación, o la falta de ella, en estos trabajos- podemos ver como la ciudad se descompone en elementos individuales. He aquí como los individuos pueden ser aislados por la impersonalidad de la ciudad moderna. Martínez pudiera estar modelando la experiencia sicológica de buscar conectar las multiplicidades de la vida moderna a través de sus innumerables datos, llenos de repeticiones e inconvenientes.

Cualquier psicoterapeuta pudiera recordar la sicología de los constructos personales de George Kelly, quien sostenía que todo hombre es, desde su propia particularidad, un científico que siempre está construyendo y afinando teorías y modelos acerca de cómo trabaja el mundo, para poder anticiparse a los acontecimientos. Esto comienza desde el nacimiento (un niño descubre: “si lloro, mamá vendrá”) y continuamos afinando nuestras teorías a medida que crecemos’. Kelly buscaba comprender a las personas determinando su sistema de constructos: al público que observa estas pinturas se le pide interpretar marcas aparentemente abstractas que sugieren que un modelo de la ciudad va a ser construido. Esto repercute, a su vez, en la forma como el individuo aislado construye su propio modelo de la ciudad y sus conexiones potenciales. En los tres casos (el niño en crecimiento, la persona que observa la pintura y el habitante de la ciudad), la pregunta clave es ¿pueden estas tres partes por separado coincidir en una imagen útil de la realidad subyacente?

Y, sin embargo, no creo que sea la ciudad la que nos adentra en el mundo de Martínez, sino la abstracción. Estamos acostumbrados a dos extremos: el derramamiento expresionista informal y la ordenada regularidad geométrica. Martínez, sin duda alguna, nos da esta última, pero la trastoca y la interrumpe o ¿deberíamos decir que la “libera” o la “infecta”? Esto despierta el interés de quien observa y produce un brillo de placer así como de duda. Las pinturas recientes del artista descomponen la regularidad de una forma más radical: introducen variaciones en la escala característica de las unidades triangulares, áreas monocromáticas más grandes; algunas rectangulares como paredes en blanco y otras zonas irregulares de oscuridad, como si algunas luces se hubieran apagado. Las calidades abstractas se intensificaron (como si explotaran nuestra familiaridad con su idioma); Martínez es capaz de eliminar más del patrón sin reducir su impacto. Dicho esto, siempre existe el peligro de que las cosas vayan demasiado lejos. Las serigrafías más recientes de Martínez inusualmente contienen una leyenda, y es inquietante: “notas para su destrucción”. 

Obras en exposición

Ficha

CIPRIANO MARTÍNEZ - MÁCULAS ORTOGONALES  
PINTURAS

Caracas, Exposición #7. Noviembre 2015/Enero 2016

Curaduría 
Lorena González I.

Textos
Lorena González I.
Paul Carey-Kent

Traducción
Madeleyn Turipe

Museografía y montaje 
Gabriela Ceballos

Coordinación editorial
Beatriz Gil Galería

Diseño gráfico
Annella Armas

Montaje electrónico
Javiera Casanova 

Medios digitales
Raúl Alvarado

Producción general
Beatriz Gil Galería

Impresión
Gráficas Acea

Depósito Legal
IF 25220157003577

ISBN
978-980-12-8402-4

Catalago©2015 Beatriz Gil galería

Agradecimientos
Clínica Santiago de León
Paul Carey-Kent
Maddox Arts, London
Brian Goddard
Galería Viloria Blanco 

BEATRIZ GIL galería

Directores   
Beatriz Gil
Valentina Atencio

Gerencia
María Fernanda Conde
Raúl Alvarado